Libro: Un cuento perfecto, Elísabet Benavent
2020
Hace mucho que dejé de creer que el amor hay que sufrirlo, David. Así que si me dices que no debemos intentarlo porque saldrá mal y tendremos que cargar con las consecuencias, lo que yo escucho en realidad es que tú… no me quieres.
-¿Y tú me quieres a mí? – arqueó las cejas.
No contesté. Me había hecho daño. Preguntándome aquello me había hecho daño, porque sentí que menospreciaba, de alguna manera, lo que yo sentía por él. O lo que el propio David sentía por mí. Quizá lo ponía todo en duda, como si estuviéramos muertos de sed y a lo lejos viéramos un oasis. Vete tú a saber. Cualquier respuesta que no fuera <yo te quiero> me hubiera hecho daño.
Y claro que le hizo daño. Si queremos a alguien, lo único que no podemos pasar por alto en medio de una discusión o a la hora de tomar una decisión que les concierne como pareja es la certeza de quererle y que el hacerlo es un riesgo en sí mismo, pero que vale todo el esfuerzo y lo elegiríamos siempre, por ese nosotros.
Querer a alguien implica tomar ese riesgo y reconocer que en ese momento no estás claro respecto a nada excepto quererle, como dice la canción -¿Qué dirías?, de Mau y Ricky- de modo que con un poco de espacio/tiempo/platica pueden encontrar el camino; pero no reconocerlo, negarlo, pone un punto aparte difícil de que sea punto seguido.
Y duele muchísimo…
Amores, es tan sencillo como si quieres a alguien, lo intentas. Esta frase me hizo recordar los títulos de la trilogía de Blue Jeans, que están acordes con el tema, <algo tan sencillo como darte un beso/tuitear te quiero/estar contigo>
💕Con amor y pecas,
Sheyla.