Quiero recordarme y recordarte que nuestra mejor vida es esta y que el amor es una de las fuerzas más poderosas que existe y que no merece ser aislado, ni pasado por alto.
Sin duda AMAR es un riesgo, pero también es una gran aventura. Y no con esto quiero decir que te enamores de la primera persona que veas (aunque si pasa, maravilloso), pero sí que te permitas tener la mente y el corazón abierto para permitirte sorprender, tomar nuevos caminos, reinventarte y lanzarte a todo aquello que te mueva.
Que estés con los ojos abiertos para ser cómplice y contagiarte de la belleza y ternura que hay a nuestro alrededor, que en ocasiones por estar inmiscuido en duelos, en el trabajo, en el futuro, en la búsqueda de un empleo, en los problemas, te pierdes aquel beso de película que se dan dos extraños en una parada de autobús como despedida, aquella chica que va por la calle sonriendo, la señora que corre como si estuviera en una maratón y alcanza en el último minuto subirse al metro, aquel abuelo que se quita el sombrero mientras saluda a una vecina, el baile inesperado del chico que acaba de recibir una buena noticia, las palabras de aliento que comparte una señora al joven que va a su lado en el bus que llora en silencio, el momento exacto en el que tu compañero de oficina le desliza sigilosamente una chocolatina con una tarjetica en el escritorio de otra compañera, el señor parado en una esquina que regala flores amarillas, el joven que toca el violín maravillosamente en tu ruta del bus o la paloma que se reencuentra con su amado…
Quiero que tú y yo aceptemos que estamos locos por un poco de magia, que nos sigamos sorprendiendo con las pequeñas y grandes cosas que pasan a nuestro alrededor y que dejemos los miedos a un lado y le digamos Sí a una nueva historia de amor. Amar es sentir magia.
Con amor y pecas,
Sheyla.
