Elísabet Benavent
2024

Hoy les comparto una escena de este libro que nos muestra cómo se abre paso un nuevo comienzo en una historia reciente…
–Estás enfadada-rompí el hielo.
-Iba a afirmar exactamente lo mismo sobre ti–negó.
-No estoy enfadado, solo confuso.
-Marieta…-empecé a decir-, me gustas y me asustas muchísimo. No sé por dónde pillarte, pero quiero seguir intentando que creas. Y necesitaba decírtelo porque… no lo sé. Para saber si tengo red o me estoy tirando al vacío.
-Esto no va a terminar bien. Ha sido increíble poder conocerte más y con esto no quiero decir que quiera dejar de hacerlo, pero…
-Pero ¿qué?
-No quiero hacerte daño y tampoco que me lo hagas-sentenció.
– ¿Por qué siento que me habías abierto una puerta y me la estás cerrando? -le pregunté.
-Me ha dado miedo. Y con el miedo, busco un rincón seguro, y, si se me acercan, araño. No quiero hacértelo. Solo quería ponerte sobre aviso-murmuró.
– ¿Quieres que dejemos de vernos?
-Es lo más cabal.
– ¿Y yo no cuento? ¿A mí no me preguntas? Porque a lo mejor tengo unas ganas locas de lanzarme de cabeza a esto. Soy adulto y escojo mis batallas, no tienes por qué tutelarlas por si me hago daño. Si me rompes, me dolerá horrores, pero habré sentido. ¿No es mejor eso que la manera en la que tu te encierras en ti misma? El amor no tiene cabida en tu vida porque tú no se lo das. No es un arcón frigorífico industrial, Marieta. El amor cabe en todas putas partes, y ¿sabes qué? Que te lo voy a demostrar, porque estoy harto de que creas que es un cuento para niños, el opio del pueblo, algo que no te interesa, porque yo me quiero enamorar como un loco, porque a lo mejor siento cosas por ti y tu actitud me ofende y me parece necia y zafia. Te dije una vez que hasta que te conocí mi mundo era muy pequeño, pero déjame decirte que el tuyo también lo es. Voy a demostrarte cuánto puedo abrirlo. Y ya está. Porque me da la gana y porque no quiero que nadie vele por no hacerme daño como si fuera de cristal. Se acabó.
Me di la vuelta y me largué.
MSJ de Marieta: Vale. Aunque me has dejado con la palabra en la boca, vale. Lo intentaremos a tu manera, a ver qué sale.
Porque, aunque tenemos diferentes perspectivas y tengamos miedo de lo que puede salir mal si lo intentamos, abrir nuestro corazón y ser sinceros con nosotros y con el otro es la única manera de abordar el amor.
“…Entonces se quiere, sin más. Se quiere y, si la otra persona también te quiere, se va para delante, sin certezas, sin saber por cuánto tiempo sumará esa relación. Y creo que está bien, porque eso nos hace ser más conscientes de lo volátil que es el cariño, del esfuerzo que supone que una relación funcione de verdad…”.
¿Y tú, te lanzarías de cabeza a esa historia que aún no se ha escrito, pero que pide ser vivida?
Con amor y pecas,
Sheyla.