Hoy brindo por los nuevos comienzos, definitivamente son de las mejores cosas, por la novedad, la sorpresa, el corazón abierto, los nervios, siii nervios, ¿o me dirás que jamás has estado nervioso/a en las primeras citas? Bah no te mientas, todos nos hemos sentido así y no tiene nada de malo, realmente hace parte del proceso y qué proceso tan espectacular, ¿no?
Y bueno, pasa uno hasta pena a costa de los nervios, como aquella vez que mientras cenaba y tomaba una sangría la copa se me deslizó de entre los dedos y fue a tener en el plato, por la mezcla claro, entre la sangría, los nervios, la conversación fluida y tenerle tan cerca… y sé que te estarás preguntando ¿quebré la copa? Jajajaja no la quebré, pero fue cómico y tierno en ese ambiente de complicidad…
Como este, seguro que todos tenemos muchas anécdotas bochornosas y cómicas, así que aquí les van otros ejemplos cortesía de mis amigas: estás jugando una partida de Rummi-Q y pierdes por estar concentrado en los labios de la otra persona y no en el juego, o cuando tienes una laguna mental mientras transcurre una conversación por imaginar futuros espacios para compartir, la primera vez que tienes la iniciativa de tomar de la mano al otro y justo en ese momento pasa alguien conocido y eleva el brazo para saludar y te quedas con la sensación de vació al encontrar aire en el lugar donde debería estar su mano, cuando decides dar el primer beso y en cuestión de segundos se voltea a buscar algo y en lugar de besar sus labios besas su oreja, la primera visita a su casa, el primer beso y por supuesto el primer encuentro íntimo…
Cada nuevo comienzo, nuevo reto, nuevo riesgo, está cargado de emoción, deseo, ilusión, nervios y por supuesto miedo, pero no por ello hay que evitarlos o dejarlos de lado, antes por el contrario, debemos disfrutarlos, reírnos de ellos, gozarlos y aceptarlos en la forma en la que se presenten. El verdadero reto está en mantener esos nervios e ilusiones materializados en aquella sensación de tener mariposas en la panza a lo largo de la relación (como lo describe Santiago Cruz en la canción titulada igual), es en definitiva señal de que estamos haciendo las cosas bien y que estamos construyendo una relación que se preocupa por mantener la chispa.
Así que brindemos por más comienzos, más historias y un nuevo mes cargado de mucho
amor y mariposas en la panza.
Con amor y pecas,
Sheyla.